Creo que fue el instinto lo que me trajo a Carine, un instinto de buscar algo más verdadero y más hermoso dentro de mí, de lo cual había tenido pequeños destellos de conciencia después del nacimiento de mi bebé.

Estoy segura que, de alguna manera, ella reavivó esa luz dentro de mí y no pude evitar salir a buscarla.

Su ayuda siempre llegó en la medida en que yo estaba dispuesto a recibirla, paso a paso. Al principio sólo como charlas breves que me daban que pensar, luego con encuentros y experiencias reales. Siempre supo escucharme y obtener respuestas de mí, con firmeza, pero sin prisas. Y esto me dejó muy tranquilo y confiado. Confía en ella y confía en la capacidad o posibilidad de seguir mis tiempos y mis espacios.

La palabra que me viene es "gratificación"